lunes, 20 de julio de 2009

Niños que atraviesan puentes colgantes y vuelan entre árboles

Fuente: www.eluniversal.com Caracas, jueves 19 de marzo de 2009 Javier Bassesco
El sendero aéreo de Los Venados está al servicio de los niños dos días de la semana.
Salones de clase completos tienen a su alcance una aventura selvática en la que los niños atravesarán puentes colgantes, se subirán a altas plataformas en medio del bosque y se trasladarán a altas velocidades entre las copas de los árboles a través de una guaya y sujetados con un arnés. Todo esto a sólo quince minutos de Caracas.
En el Ávila, en el sector Los Venados, Inparques inauguró hace cuatro semanas un sendero aéreo que está al servicio de todos los caraqueños pero que los miércoles y jueves se pone a disposición de grupos escolares para que los más pequeños tengan una visión distinta, única, de este parque nacional: "Es como si estuvieras en un helicóptero a vuelo rasante, es una vista espectacular de este bosque", dice el guía Ramón Campos.
El jueves pasado el sendero fue visitado por un liceo de Los Teques que atiende a niños con deficiencias auditivas, y los 26 alumnos se lanzaron por este sendero aéreo junto con sus tres profesoras. "Estoy asustada, no tanto por la altura sino porque he visto cómo bajan mis compañeros por las cuerdas y de verdad van muy rápido", decía Kinderlin Guzmán, de 14 años, poco antes de ponerse su casco, guantes y arnés y lanzarse ella misma a la aventura.
Desde abajo, varios de sus compañeros los iban acompañando con la vista por el sendero terrestre que también fue inaugurado hace poco y que consta de quince carteles en acrílico que ilustran al visitante sobre la flora y la fauna que habitan en este parque nacional. "Nunca había venido al Ávila, y todo es muy emocionante, sí, porque estoy emocionada, nerviosa no", decía Ana Rivera, de 14 años.
El propio creador del sendero, Álvaro Iglesias, estaba presente. Explicó que el sendero fue diseñado y construido en siete meses, y que el impulsor del mismo fue el viceministro de Ambiente, Jesús Cegarra, quien vio por primera vez un sendero de este tipo en Mérida (también diseñado por Iglesias) y quiso trasladar esa experiencia a la capital. El próximo paso será hacer otro en el Parque Nacional Guatopo, aunque éste apenas está siendo esbozado.
La idea no fue hacer sólo un negocio rentable, y por eso surgió la iniciativa de destinar miércoles y jueves a los niños, a quienes se exonera del pago que tiene esta atracción (que es de cincuenta bolívares fuertes por persona). De esta manera, treinta por ciento de los usuarios que mensualmente utilizan este sistema (unos 600 en total) están siendo subsidiados.
Así se cumple además con la función pedagógica, el principio fundamental de estos senderos aéreos: "Deben ser escuelas para aprender a interpretar el bosque y divisar especies que muy difícilmente veremos desde la tierra", dice Cegarra.
Escuela ambiental, oportunidad de aventura, sana comunión con la naturaleza, alza de adrenalida, juego... véase como se vea y llámese como se llame, el recién inaugurado sendero aéreo de Los Venados es en cualquier caso una opción muy diferente a cualquiera de las otras que se les presenta a los niños de cualquier ciudad.

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