domingo, 21 de febrero de 2010

El Ávila desprotegido

Fuente: www.el-nacional.com Caracas, 21 de febrero de 2010 Simón Gonzales
En los últimos meses, en más de 40 incendios se han quemado cerca de 100 hectáreas de la montaña
Desde hace ocho años, el barrio La Cascada invade paulatinamente los linderos del Ávila, específicamente detrás del terminal de Oriente. Esa es una de las tantas comunidades que se han asentado de manera ilegal los últimos años en el parque nacional.
Fuentes de la Fiscalía Ambiental informaron que los cálculos más conservadores indican que en la cara de la montaña que da hacia el litoral central hay 60 hectáreas invadidas, y en la opuesta, en dirección hacia Caracas y Guarenas, más de 100 hectáreas.
En La Cascada hay un sector localizado detrás de las instalaciones de la Misión Negra Hipólita. Dos años atrás, durante una visita a esa comunidad se observó que las construcciones eran incipientes, pero hoy lucen consolidadas, algunas con varios niveles y un entramado eléctrico improvisado que también ha crecido ostensiblemente.
La mayor de los residentes llegaron con el deseo de tener una vivienda propia y segura, ya que les es imposible costearse una casa en la ciudad.
Tal es el caso de Luz Espinoza, quien vivió antes en varias zonas de Petare a la caza del alquiler más accesible. Hace tres años se mudó con su esposo y sus dos hijos a La Cascada, y está conforme con el lugar: "De los barrios en los que he vivido este es el más tranquilo.
Aquí no hay esa violencia que se ve en otros lados".
Más activa de la comunidad; se ha encargado de los preparativos para organizar el consejo comunal y su anhelo es "luchar para que nos den servicios de agua y electricidad".
Ana Rosa Díaz es la vecina En el fondo, la vecindad sabe que ese sueño compartido, el de la estabilidad definitiva, tiene una consistencia etérea, y así se los recuerda cada visita de los funcionarios de la Guardia Nacional. Ellos toman fotografías de las casas y del cerro y les desconectan la manguera que instalaron en una quebrada, que es el principal surtidor de agua del sector.
Díaz sabe que permanece en un territorio que no se debe poblar, pero también está eso que la hace quedarse: el recuerdo de su casa deshaciéndose en un deslizamiento en Caucagüita.
"Fue horrible. Yo vivía con mis hijos, nuera y nietos, pero aquí estamos tranquilos".
Al final es la montaña la que recibe a los más necesitados de la capital, mientras en esa misma ciudad las autoridades "Fue horrible. Yo vivía con m no buscan solución al déficit de viviendas.
Mario Gabaldón, director de Inparques entre 1989 y 1995, afirmó que en los últimos tiempos han aumentado las invasiones en zonas como la carretera Caracas-La Guaira, la vía de Guarenas y, sobre todo, en el sector de Santa Rosa, cerca de la Universidad Metropolitana.
"Allí ha crecido notoriamente la construcción de casas y la siembra de especies que no son características, lo que representa una invasión vegetal.
Hay invasiones en todas partes, y se consolidan sin que se tome una medida para erradicarlas. Las instituciones deberían salvaguardar el lugar", expresó.
Edgar Yerena, jefe de Planificación de Inparques entre 1989 y 1993, subrayó que las invasiones agrícolas o de viviendas causan la degradación de la montaña. Las áreas que antes eran bosques se convierten en sabanas. La situación, a la vez, perjudica a los invasores porque se convierten en habitantes de zonas peligrosas.
"Esto afecta la protección de la montaña, ya que la cobertura vegetal deteriorada ofrece menos resistencia a los grandes deslaves, que los expertos han recordado que pueden ocurrir de este lado", expresó.
Fuego y violencia. Otro problema que afronta el parque nacional son los incendios. En los últimos meses más de 100 hectáreas han sido afectadas.
Por ello, el 9 de este mes Inparques prohibió la pernocta y el acceso a Topo Padrón, estribo de Galindo, estribo de Duarte, Cachimbo, Sebucán, Loma del Cuño, Arauco y Catuche. La restricción entró en vigencia el 17 de este mes y durará 6 meses. Para esa fecha se registraban 40 siniestros desde el comienzo de la temporada seca, a finales de noviembre.
Yerena recomendó mejorar el sistema defensivo del parque: "Hay sectores del cortafuego que no son suficientemente anchos y los hidrantes están prácticamente desmantelados y sin mantenimiento".

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