Fuente: www.ultimasnoticias.com Caracas, 24 de julio de 2009
Es inevitable sentenciar que uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad es el Parque Nacional Wuaraira Repano. Su enorme extensión y cultivada belleza lo hacen visible desde casi cualquier punto de la capital. Sin embargo, aún son muchos los caraqueños que no han agarrado un huequito en sus agendas para lanzarse a caminar por entre los árboles y los animales de este pulmón vegetal. Y si caminar es la razón que cohibe a la gente de subir al Ávila, existe una excelente opción a la que nadie debería resistirse: el sistema teleférico Waraira Repano, en el que se disfruta de aproximadamente 15 minutos, recorriendo 3.5 km, de una vista increíble y una paz inimaginable. Una vez elevado del piso, comienza la diversión. En cada una de las 83 cabinas pueden ingresar al menos ocho personas por viaje. En un punto del recorrido, el carrito reduce su velocidad para que los visitantes aprecien, a un lado, de una diminuta Caracas y al otro, de un denso bosque, cubierto a veces por la traviesa neblina. Llegar a la última estación no implica que se termine la emoción. A 2.700 metros sobre el nivel del mar, se puede seguir disfrutando de imponentes paisajes como los que ofrecen el pueblo de Galipán y el mar de La Guaira. Desde que comienza la caminería que culmina en el hotel Humboldt, los quioscos de comida rápida sobran. Desde fresas con crema hasta churros y chocolate caliente, se pueden conseguir en el lugar. Dos restaurantes son la opción para los que quieran comer algo más resuelto. También venden artesanía y vestimenta típica venezolana. Siguiendo el muy limpio camino, se pueden apreciar coloridas jardinerías bien conservadas, un par de miradores, uno que otro baño y algunas papeleras de reciclaje. La pista de hielo es una de las atracciones que la gente disfruta un montón. Por BsF 10, grandes y chicos pueden patinar sobre la helada pista durante 20 minutos. A un lado, hay un parque para los niños. El hotel Humboldt abre sus puertas a partir del mediodía, con visitas guiadas. Sus instalaciones aún se encuentran en reparación, pero las que ya están listas, son todo un espectáculo. PRECIOS ECÓNÓMICOS El teleférico de Caracas fue inaugurado en el año 1956, durante el gobierno dictatorial del general Marcos Pérez Jiménez. En el año 2007, a la contratista administradora de este espacio recreacional se le retiró la concesión sobre lo que se conocía como Ávila Mágica, y el parque pasó a manos de Venetur, que es la empresa del Estado encargada de promover el turismo en Venezuela. Desde ese momento, el acceso al teleférico tiene un costo menor, al igual que todo lo que se vende en esas alturas. La entrada general está a BsF 25, la de estudiantes a 15, niños a 10 y adultos mayores de 60 años entran gratiñán. El proyecto de extender el recorrido hasta el estado Vargas, hasta los momentos, está en veremos.
Es inevitable sentenciar que uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad es el Parque Nacional Wuaraira Repano. Su enorme extensión y cultivada belleza lo hacen visible desde casi cualquier punto de la capital. Sin embargo, aún son muchos los caraqueños que no han agarrado un huequito en sus agendas para lanzarse a caminar por entre los árboles y los animales de este pulmón vegetal. Y si caminar es la razón que cohibe a la gente de subir al Ávila, existe una excelente opción a la que nadie debería resistirse: el sistema teleférico Waraira Repano, en el que se disfruta de aproximadamente 15 minutos, recorriendo 3.5 km, de una vista increíble y una paz inimaginable. Una vez elevado del piso, comienza la diversión. En cada una de las 83 cabinas pueden ingresar al menos ocho personas por viaje. En un punto del recorrido, el carrito reduce su velocidad para que los visitantes aprecien, a un lado, de una diminuta Caracas y al otro, de un denso bosque, cubierto a veces por la traviesa neblina. Llegar a la última estación no implica que se termine la emoción. A 2.700 metros sobre el nivel del mar, se puede seguir disfrutando de imponentes paisajes como los que ofrecen el pueblo de Galipán y el mar de La Guaira. Desde que comienza la caminería que culmina en el hotel Humboldt, los quioscos de comida rápida sobran. Desde fresas con crema hasta churros y chocolate caliente, se pueden conseguir en el lugar. Dos restaurantes son la opción para los que quieran comer algo más resuelto. También venden artesanía y vestimenta típica venezolana. Siguiendo el muy limpio camino, se pueden apreciar coloridas jardinerías bien conservadas, un par de miradores, uno que otro baño y algunas papeleras de reciclaje. La pista de hielo es una de las atracciones que la gente disfruta un montón. Por BsF 10, grandes y chicos pueden patinar sobre la helada pista durante 20 minutos. A un lado, hay un parque para los niños. El hotel Humboldt abre sus puertas a partir del mediodía, con visitas guiadas. Sus instalaciones aún se encuentran en reparación, pero las que ya están listas, son todo un espectáculo. PRECIOS ECÓNÓMICOS El teleférico de Caracas fue inaugurado en el año 1956, durante el gobierno dictatorial del general Marcos Pérez Jiménez. En el año 2007, a la contratista administradora de este espacio recreacional se le retiró la concesión sobre lo que se conocía como Ávila Mágica, y el parque pasó a manos de Venetur, que es la empresa del Estado encargada de promover el turismo en Venezuela. Desde ese momento, el acceso al teleférico tiene un costo menor, al igual que todo lo que se vende en esas alturas. La entrada general está a BsF 25, la de estudiantes a 15, niños a 10 y adultos mayores de 60 años entran gratiñán. El proyecto de extender el recorrido hasta el estado Vargas, hasta los momentos, está en veremos.
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