Pico oriental o Silla de Caracas con 2.640 metros de altitud sobre nivel del mar
Fuente: www.ultimasnoticias.com.ve Caracas, 23 de mayo de 2010 Andreína Acosta agacosta@cadena-capriles.com
Poco más de un mes tuvieron los caraqueños el acceso denegado al Parque Nacional Warairarepano, debido a la medida levantada por el Ministerio de Ambiente a mediados de febrero con motivo de la gran cantidad de incendios que se estaban produciendo en la montaña gracias a la sequía.
Pero la temporada de lluvias llegó, el riesgo de fuego se alejó y la espera culminó. El pasado 15 de este mes fueron reabiertas todas las entradas al pulmón de Caracas. Así que, tanto sus asiduos como sus nuevos exploradores, pueden volver a disfrutar del mayor orgullo de la ciudad: el Ávila.
Y es que una de las grandes ventajas del parque nacional que bordea todo el extremo norte de Caracas es precisamente ésa: su proximidad.
Entrañable amigo y consentido de los excursionistas, de los atletas, de los no tan atletas a los que les encanta echar una caminadita entre la maravillosa vegetación de la montaña, de la familia y de los solitarios que se pierden en sus cientos de senderos, el Ávila siempre está allí, imponente, para ofrecer desde su altura los más hermosos paisajes de Caracas, de un lado de la costa caribeña al otro. ¡Y vaya que es querido por sus fieles visitantes!.
Sin embargo, cualquier caraqueño puede empezar a disfrutar de la montaña. En el Warairarepano, ir a ejercitarse recorriendo sus pronunciadas pendientes y caminos, no es la única opción.
Existen un sinfín de actividades que pueden realizarse en las más de 85 mil hectáreas del Cerro Ávila de la canción. Aunque los más conocidos son Galipán y el Hotel Humbolt, subiendo por el teleférico, lo que le sobra a la montaña son destinos maravillosos por visitar.
Un tranquilo recorrido por el Camino de los españoles, al oeste del parque y subiendo por Puerta de Caracas, descubrirá las ruinas de los antiguos fortines que se construyeron para resguardar la entrada a Caracas. Si lo que se quiere es acampar, pues cualquiera de sus cuatro picos está dispuesto para ello. Uno es el pico Naiguatá, ubicado a 2.765 metros sobre el nivel del mar, ofrece, entre un frío casi de páramo, la mejor vista simultánea del valle de Caracas y el Litoral. Otro lugar ideal para pernoctar es Lagunazo, una extensa explanada ubicada justo detrás del Hotel Humbolt.
También se puede subir por Cotiza al Centro Recreativo Los Venados, en donde funciona la sede administrativa del parque, o visitar el Museo de las piedras marinas soñadoras, ubicado también en la vertiente norte, muy cerca de San José de Galipán.
Llegando al puesto de guardaparques Chacaíto, se encuentra el cortafuegos, un camino relativamente plano de 6 kilómetros que cruza el Ávila desde este punto hasta Loma del Viento, cerca de San Bernardino. El cortafuegos está a unos 1.100 metros de altura y es uno de los mejores lugares de la ciudad para trotar.
Así que, ya que todas las restricciones fueron levantadas, sólo deben cumplirse las normas de seguridad ¡y a disfrutar del Ávila!
Poco más de un mes tuvieron los caraqueños el acceso denegado al Parque Nacional Warairarepano, debido a la medida levantada por el Ministerio de Ambiente a mediados de febrero con motivo de la gran cantidad de incendios que se estaban produciendo en la montaña gracias a la sequía.
Pero la temporada de lluvias llegó, el riesgo de fuego se alejó y la espera culminó. El pasado 15 de este mes fueron reabiertas todas las entradas al pulmón de Caracas. Así que, tanto sus asiduos como sus nuevos exploradores, pueden volver a disfrutar del mayor orgullo de la ciudad: el Ávila.
Y es que una de las grandes ventajas del parque nacional que bordea todo el extremo norte de Caracas es precisamente ésa: su proximidad.
Entrañable amigo y consentido de los excursionistas, de los atletas, de los no tan atletas a los que les encanta echar una caminadita entre la maravillosa vegetación de la montaña, de la familia y de los solitarios que se pierden en sus cientos de senderos, el Ávila siempre está allí, imponente, para ofrecer desde su altura los más hermosos paisajes de Caracas, de un lado de la costa caribeña al otro. ¡Y vaya que es querido por sus fieles visitantes!.
Sin embargo, cualquier caraqueño puede empezar a disfrutar de la montaña. En el Warairarepano, ir a ejercitarse recorriendo sus pronunciadas pendientes y caminos, no es la única opción.
Existen un sinfín de actividades que pueden realizarse en las más de 85 mil hectáreas del Cerro Ávila de la canción. Aunque los más conocidos son Galipán y el Hotel Humbolt, subiendo por el teleférico, lo que le sobra a la montaña son destinos maravillosos por visitar.
Un tranquilo recorrido por el Camino de los españoles, al oeste del parque y subiendo por Puerta de Caracas, descubrirá las ruinas de los antiguos fortines que se construyeron para resguardar la entrada a Caracas. Si lo que se quiere es acampar, pues cualquiera de sus cuatro picos está dispuesto para ello. Uno es el pico Naiguatá, ubicado a 2.765 metros sobre el nivel del mar, ofrece, entre un frío casi de páramo, la mejor vista simultánea del valle de Caracas y el Litoral. Otro lugar ideal para pernoctar es Lagunazo, una extensa explanada ubicada justo detrás del Hotel Humbolt.
También se puede subir por Cotiza al Centro Recreativo Los Venados, en donde funciona la sede administrativa del parque, o visitar el Museo de las piedras marinas soñadoras, ubicado también en la vertiente norte, muy cerca de San José de Galipán.
Llegando al puesto de guardaparques Chacaíto, se encuentra el cortafuegos, un camino relativamente plano de 6 kilómetros que cruza el Ávila desde este punto hasta Loma del Viento, cerca de San Bernardino. El cortafuegos está a unos 1.100 metros de altura y es uno de los mejores lugares de la ciudad para trotar.
Así que, ya que todas las restricciones fueron levantadas, sólo deben cumplirse las normas de seguridad ¡y a disfrutar del Ávila!
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