Los incendios en el cerro capitalino también producen emisiones dañinas
En lo que va de año, los incendios en el cerro el Ávila han afectado a más de 70 hectáreas del Parque Nacional Waraira Repano, que da asiento a la enorme montaña. Pero no es solamente la capa vegetal y la biodiversidad que allí tiene sustento de vida la que peligra. Diego Díaz Martín, jefe de Estudios Ambientales de la Universidad Metropolitana, Unimet, y presidente de la ONG Vitalis, dice que "al destruir un ecosistema natural se pierden otros bienes y servicios ambientales, con incidencias en el régimen climatológico e hidrológico, los procesos ecológicos esenciales y hasta la producción de agua; sin mencionar las emisiones de gases a la atmósfera, la pérdida de espacios para la recreación o la contemplación, la destrucción del paisaje y la pérdida de biodiversidad, razón fundamental de protección de los parques nacionales". Sobre las causas de este tipo de desastres, Díaz Martín precisa que "corresponde a las autoridades determinarlas, pero los incendios suelen ser provocados directamente por particulares o indirectamente por residuos abandonados. Son muy pocas las probabilidades de que ocurra un incendio espontáneamente en los trópicos". Añade el biólogo que "al disminuir la cobertura vegetal se altera el ciclo hidrológico y se pierde agua dulce disponible para todos los seres vivos, no solo para los humanos". Vista la situación, el Instituto Nacional de Parques (Inparques) estudia la posibilidad de eliminar las fogatas en el Parque Nacional mientras duren los efectos del fenómeno climatológico "el Niño", según precisa un comunicado emitido por el Ministerio del Ambiente. Y en este sentido, el líder de Estudios Ambientales de la Unimet agrega que "hay que reconocer la labor de los bomberos forestales y de Inparques; no solo actúan con rapidez y mucha mística, sino que se coordinan eficientemente con otros grupos y brigadas de atención y control de incendios, independientemente del día o la hora en que ocurra el incendio". Seg´un el conservacionista, la recuperación de la biodiversidad "depende de las especies afectadas. El gamelote y otras especies vegetales menores pueden tardar poco tiempo, pero usualmente se compromete a árboles que le han tomado a la naturaleza entre 15 y 80 años crecer. Es muy difícil recuperar lo que existía originalmente, pues las condiciones climáticas cambian y los espacios pueden ser colonizados por otras especies. Aquí se requiere un manejo hecho por expertos, de la mano de Inparques, pero se requiere contar con información precisa del 'antes' del incendio, así como recursos suficientes en cantidad y calidad, para recobrar las condiciones originales. Como es de esperar, es muy difícil la recuperación", apunta Díaz Martín.
En lo que va de año, los incendios en el cerro el Ávila han afectado a más de 70 hectáreas del Parque Nacional Waraira Repano, que da asiento a la enorme montaña. Pero no es solamente la capa vegetal y la biodiversidad que allí tiene sustento de vida la que peligra. Diego Díaz Martín, jefe de Estudios Ambientales de la Universidad Metropolitana, Unimet, y presidente de la ONG Vitalis, dice que "al destruir un ecosistema natural se pierden otros bienes y servicios ambientales, con incidencias en el régimen climatológico e hidrológico, los procesos ecológicos esenciales y hasta la producción de agua; sin mencionar las emisiones de gases a la atmósfera, la pérdida de espacios para la recreación o la contemplación, la destrucción del paisaje y la pérdida de biodiversidad, razón fundamental de protección de los parques nacionales". Sobre las causas de este tipo de desastres, Díaz Martín precisa que "corresponde a las autoridades determinarlas, pero los incendios suelen ser provocados directamente por particulares o indirectamente por residuos abandonados. Son muy pocas las probabilidades de que ocurra un incendio espontáneamente en los trópicos". Añade el biólogo que "al disminuir la cobertura vegetal se altera el ciclo hidrológico y se pierde agua dulce disponible para todos los seres vivos, no solo para los humanos". Vista la situación, el Instituto Nacional de Parques (Inparques) estudia la posibilidad de eliminar las fogatas en el Parque Nacional mientras duren los efectos del fenómeno climatológico "el Niño", según precisa un comunicado emitido por el Ministerio del Ambiente. Y en este sentido, el líder de Estudios Ambientales de la Unimet agrega que "hay que reconocer la labor de los bomberos forestales y de Inparques; no solo actúan con rapidez y mucha mística, sino que se coordinan eficientemente con otros grupos y brigadas de atención y control de incendios, independientemente del día o la hora en que ocurra el incendio". Seg´un el conservacionista, la recuperación de la biodiversidad "depende de las especies afectadas. El gamelote y otras especies vegetales menores pueden tardar poco tiempo, pero usualmente se compromete a árboles que le han tomado a la naturaleza entre 15 y 80 años crecer. Es muy difícil recuperar lo que existía originalmente, pues las condiciones climáticas cambian y los espacios pueden ser colonizados por otras especies. Aquí se requiere un manejo hecho por expertos, de la mano de Inparques, pero se requiere contar con información precisa del 'antes' del incendio, así como recursos suficientes en cantidad y calidad, para recobrar las condiciones originales. Como es de esperar, es muy difícil la recuperación", apunta Díaz Martín.