Jose Luis Reyes
El jefe del grupo Los Vecinos, de Chacao, aseguró que el proceso de recolección de la planta es totalmente ecológico; no causa daños a la naturaleza y respeta la biodiversidad. Hoy se entregarán en los templos como parte del Domingo de Ramos
A las 12:00 am del miércoles 9 de abril comenzaron la caminata hacia el Parque Nacional Warairarepano. Los palmeros de Chacao subieron hasta el bosque nublado para recolectar, como cada año, la palma real o palma bendita, que hoy será entregada a miles de feligreses que conmemoran el Domingo de Ramos.
Luis Reyes, palmero jefe del grupo Los Vecinos, es patrimonio cultural del estado Miranda y tiene más de 30 años dedicado a esta labor, que calificó como parte de su vida.
Informó que posiblemente en dos o tres años la cofradía de los Palmeros de Chacao podría ser patrimonio cultural de la humanidad.
El señor Reyes explicó que la tradición tiene aproximadamente 240 años y aseguró: “Cada vez que nosotros hablamos, yo hablo 365 días de palmeros, yo hago talleres con el Ipasme; es parte de mi vida”.
La parte fundamental de la tradición de los palmeros de Chacao es educar a las niñas y a los niños: “Les hablamos de amor, fe y respeto. Son los tres lemas que yo manejo; si no manejamos esos tres conceptos, la tradición puede fallecer”.
Manifestó que cuando la gente conoce a los palmeros de Chacao “dice que Chacao es un municipio muy rico y a la vez tiene tantas tradiciones de pueblo. Es que nosotros somos pueblo, nosotros no hemos perdido nuestra esencia”.
Reyes explicó que la tradición de buscar palmas nació en El Pedregal, en las haciendas aledañas a Chacao. En el año 1778, aproximadamente, el valle de Caracas fue inundado por una peste: “En esa época los habitantes eran más o menos 35 mil y se estaban muriendo muchas personas por vómito negro y fiebre amarilla”.
El Pedregal era parte de la hacienda San Felipe; hoy día es La Castellana. Estaba también Blandín, que ahora se llama Country Club y que era una hacienda de sacerdotes, lugar donde traen por primera vez el café. José García Mohedano era el párroco de esas haciendas, y al ver que morían tantas personas hizo una plegaria a Dios para que cesara la peste: “Mandaba a los esclavos y a los peones de la hacienda a buscar la palma bendita; se conocía que había palma bendita porque del Ávila se sacaba madera para hacer muchas casas”.
Esa palma tenía propiedades curativas “según las investigaciones de mi hijo y las que yo he hecho. Se dice que el hombre nació de la palma”.
“Ser palmero es un orgullo y lo importante no es ir a buscar la palma solamente; es difundir la tradición con talleres, con exposiciones fotográficas, con libros, con videos”, sentenció.
TRADICIÓN ANCESTRAL
José Luis Reyes, hijo del señor Luis Reyes, sube desde hace 22 años al Waraira Repano a buscar la palma. De acuerdo con sus investigaciones, “el párroco de ese entonces, para hacer esa plegaria, debió conocer cuáles eran las costumbres del pueblo”.
Explicó que los esclavos y el resto de los aborígenes que aún permanecían en Chacao subían a la montaña como forma de vida, “pero también cumplían un ritual al árbol sagrado, al árbol de vida, y parece que en esos rituales estaba presente también la palma”.
Resaltó: “Ellos bajaban hacia el pueblo a traer ese tipo de palma, que además servía para hacer tejidos, servía para incienso. Entonces el padre ve que la palma causa efecto de sanación en las personas y une la religión cristiana, la creencia del Domingo de Ramos para recibir a Cristo, con la costumbre ancestral.
-Por qué la palma y no otra planta?
-Porque cuando Jesucristo baja del Monte de los Olivos lo reciben con palma bendita; entonces conmemoramos a José García Mohedano que hace la plegaria para que la peste seda y también bajamos palma para la bendición del Domingo de Ramos- relata Luis Reyes.
PASIÓN POR LAS PALMAS
En una noche del año 1956, cuando tenía cuatro años, el señor Reyes vio un morral de saco de su padre y dos perros echados a los lados del bolso. “Le pregunté a mi papá para dónde iba, y me dijo que iba para el cerro. ‘Me llevas’, le dije. Me dieron un pedacito de pan, me acostaron y al día siguiente no estaban el morral ni él; se habían ido a la montaña, y me dejaron”.
Reyes nació el 7 de julio de 1952 en El Pedregal, en el municipio Chacao, y allí fue criado por sus abuelos. “Esos dos señores no sabían leer ni escribir. Mi abuelo nació en 1891, fue palmero, y echaba sus cuentos. Para mí eso era espectacular”, comentó.
Su pasión por ser palmero comenzó desde pequeño, pero como era muy chico para subir al Waraira Repano a buscar las palmas, sus abuelos le hacían una pequeña fogata cerca de la montaña y acampaba un rato con algunos de sus amigos.
Luego apagaban el fuego, y en la noche lo mandaban a dormir. Así se fue enamorando de la tradición de las palmas. “Yo tenía en esa época 6 años. Entonces a las 9:00 pm me apagaban la fogata y mi abuela me mandaba a dormir”, recordó Reyes entre risas.
Al cumplir 8 años de edad, Luis Reyes se iba con sus hermanos hacia una zona de la montaña llamada “el dormidero”, “pero no nos dejaban ir hacia el bosque nublado”.
Sentenció que si alguien rasga sus venas “de mis venas sale salvia de palma bendita, de la palma real, porque eso se lleva en la sangre. Es un orgullo; eso es indescriptible”.
HACIA EL BOSQUE NUBLADO
De acuerdo con la normativa del Instituto Nacional de Parques, adscrito al Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, al Waraira Repano solo pueden subir 150 palmeros, pero en total son más de mil personas que practican esta tradición.
Son 27 grupos de palmeras y palmeros. Este año recolectaron unas 750 palmas reales, luego de un largo recorrido y muchas oraciones.
“Nosotros, Los Vecinos, del cual yo soy el jefe, nos reunimos, armamos la logística, a dónde iremos a podar la palma; porque no se corta, se poda. Es importante aclarar esto”, sentenció Reyes.
“Ya Luisito (su hijo), a partir del año que viene, va a ser el jefe del grupo. Yo voy a pasar como palmero mayor, porque ya yo entro a otro plano”, explicó.
Dijo que los palmeros de Chacao han tenido que convertirse en personas ecológicas. Reyes aseveró que desde hace más de 20 años estos grupos se han adaptado a las nuevas leyes del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, para preservar la montaña y respetar el ambiente.
Hay hectáreas específicas de palma que se disponen para esta actividad cada año; también se supervisa la siembra de nuevas plantas. Solo las palmas reales más adultas son las que pueden ser podadas.
“Ya hoy día se está sembrando la semilla acá abajo; ahorita hay unas 700 u 800 semillas aquí abajo (en la falda del Waraira, a la altura de Chacao-Altamira)”, explicó Reyes.
Los Vecinos se reúnen días antes para planificar la comida que llevarán, el agua y todos los implementos necesarios. Cada palmero tiene una responsabilidad específica. En este grupo, por ejemplo, solo tres personas están encargadas de la poda y otra persona cocina.
El miércoles se encuentran todos en El Pedregal y hacen un mercado de alimentos; cada quien colabora con 150 bolívares: “cada quien lleva un poquito”.
La subida suele ser los miércoles antes del Viernes de Concilio, a la medianoche. Primero llegan al dormidero por Quintero o por No te apures (Sabas Nieves) y finalmente arriban al bosque nublado, donde están las palmas, a casi 2 mil metros sobre el nivel del mar.
“Nosotros no podamos plantas jóvenes, aprendimos que la palma debe tener una altura de tres metros en adelante; y no todos los palmeros podan, tenemos tres podadores y los demás son recolectores. Es toda una organización, una logística”, señaló.
CELEBRACIÓN MÁGICO-RELIGIOSA
La tradición de las palmas es una celebración mágico-religiosa: “Nosotros hacemos oraciones, cuando nosotros vamos subiendo le pedimos a los palmeros fallecidos que nos acompañen y nos cuiden”.
En el bosque nublado también le ofrecen oraciones a Dios, a la Virgen “y a los fallecidos”. Tal como lo refirió, “pedimos permiso cuando subimos y agradecemos cuando vamos bajando”.
Los palmeros de Chacao pernoctaron el jueves 10 y el viernes 11 en el Waraira Repano y ayer llegaron nuevamente a Sabas Nieves donde se encontraron con los palmeritos, las niñas y niños entre 6 y 11 años de edad que también forman parte de esta cofradía.
Los palmeritos de Chacao también suben a la montaña todos los años, pero pernoctan en el Humboldt. Más de 100 niñas y niños suben todos los años.
Aseguró Reyes que hay que caminar mucho para buscar las palmas reales, ya que son plantas que están muy altas: “El palmero tiene que hacer como el mono: subir encima de las hojas para poder podar una hoja secundaria. Nosotros lo que hacemos es limpiar la enredadera; es un ritual”.
El señor Reyes sube todos los años a la montaña con su Biblia, se lleva una lámpara y la mantiene encendida durante todo el día y toda la noche, ya que no puede llevar velas.
Antiguamente, explicó, la cofradía permanecía hasta una semana en el Waraira Repano, pero “como nos hemos adaptado a las nuevas leyes, pernoctamos tres o dos días”.
Las palmas recolectadas son entregadas a la iglesia de Chacao y a otros templos aledaños, de acuerdo con los convenios que establezca el párroco.
JOSÉ LUIS REYES: “ANTES DE NACER YA ERA PALMERO”
“Con este año 2014 tengo 22 años subiendo a la pernocta, pero antes de nacer ya era palmero, porque mis ancestros estaban arriba en la montaña”, enfatizó José Luis Reyes, hijo del señor Luis Reyes e integrante del grupo de palmeros Los Vecinos.
Para José Luis, su nacimiento fue como la siembra de una semilla de palma, “y ahora me toca renacer entre este pedregal de tierra fértil, que ese es el significado que tiene Chacao: el lugar de tierra fértil”.
Ser palmero va más allá de recoger las hojas de una palma real; para José Luis y para su padre es una forma de vida, una misión de sanación.
“La cultura es visionaria; es la esencia y la semilla de nuestra estructura social, porque un pueblo sin cultura quedaría en el olvido”, reflexionó.
Así como lo hicieron su padre, su abuelo, su bisabuelo y sus ancestros, José Luis Reyes continúa con este legado “porque cada uno tiene una misión individual, pero si se unen, como el tejido de la palma, podremos difundir nuestras tradiciones y hacer que todos nos respetemos y enfrentemos estas desigualdades”.
José Luis Reyes espera que en esta Semana Santa, con esta nueva jornada de los palmeros de Chacao, se logren eliminar las pestes: “que la tierra vuelva a latir y que vuelva a latir desde el corazón del ser humano; tenemos que volver a ser humanos”.
“YA SOMOS PALMEROS DE VENEZUELA”
Ser palmero le ha permitido al señor Luis Reyes un crecimiento personal, pero sobre todo le sembró la idea de transmitir a otras generaciones ese aprendizaje individual.
“La idea de ser palmero es una enseñanza. Ser palmero debe servir para impartir conocimiento, para la enseñanza, para formar buenos ciudadanos; un buen palmero es un buen ciudadano y viceversa”, sostuvo el jefe del grupo de palmeros Los Vecinos.
Desde que era un muchacho, Luis Reyes daba charlas en liceos: “Como era palmero yo aprovechaba y le hablaba de los palmeros a mis compañeros de clases”, dijo.
También resaltó: “Me di cuenta de la importancia de dar charlas sobre los palmeros en universidades, escuelas y en otros países”.
La actividad de recolección se ha extendido. El hijo del señor Reyes, José Luis Reyes, aseguró que los palmeros de Chacao realizan intercambios con los palmeros de Margarita.
Aseguró que hay palmeras y palmeros en otros estados del territorio nacional, “porque ya somos palmeros de Venezuela, nuestra actividad se ha extendido”.
A su juicio, el indio Chacao se sembró en el municipio y su espíritu sigue vivo en cada espacio. “Tenemos que rescatar al indio Chacao, a nuestra cultura”, comentó.