Fuente: www.ultimasnoticias.com.ve Caracas, 24 de noviembre de 2010
Los fuertes aguaceros que han caído sobre la ciudad han dejado secuelas en el parque nacional El Ávila, específicamente en los sectores San Bernardino y Sebucán, donde se pueden observar varios deslaves. En San Bernardino, los arañazos provocados por las lluvias se ven incluso a lo lejos de la autopista, lo que evidencia la deforestación de varias zonas de la montaña. Con las lluvias del domingo y del lunes, se desprendieron grandes cantidades de tierra que luego cayeron en el hombrillo, lo que causó fuertes colas en ambos extremos de la avenida Boyacá. Fue tanta la cantidad de lluvia que cayó sobre esas zonas que un jardín construido por una cooperativa, para embellecer el distribuidor Baralt norte, quedó destruido. En Sebucán, los daños también son evidentes desde la avenida Rómulo Gallegos. Incluso, se observó a obreros limpiar grandes cantidades de lodo que se desprendieron de la montaña. Este año, el Ávila ha sufrido muchos cambios drásticos: primero, la grave sequía que hubo en el país por la tardanza del período de lluvias provocó que cientos de incendios devastaran miles de hectáreas del parque; ahora que llegaron las lluvias, el cerro sigue sufriendo las inclemencias del mal tiempo. Francisco Méndez, asiduo usuario del acceso La Julia, señaló que la situación le recuerda cuando el deslave de 1999, cuando el Ávila perdió gran parte de su verdor: "Cada vez que esto pasa, le agarro miedo al cerro; por eso no estoy subiendo. Da lástima ver cómo la montaña sigue deforestándose, y lo peor es que su recuperación dura muchos años".
Los fuertes aguaceros que han caído sobre la ciudad han dejado secuelas en el parque nacional El Ávila, específicamente en los sectores San Bernardino y Sebucán, donde se pueden observar varios deslaves. En San Bernardino, los arañazos provocados por las lluvias se ven incluso a lo lejos de la autopista, lo que evidencia la deforestación de varias zonas de la montaña. Con las lluvias del domingo y del lunes, se desprendieron grandes cantidades de tierra que luego cayeron en el hombrillo, lo que causó fuertes colas en ambos extremos de la avenida Boyacá. Fue tanta la cantidad de lluvia que cayó sobre esas zonas que un jardín construido por una cooperativa, para embellecer el distribuidor Baralt norte, quedó destruido. En Sebucán, los daños también son evidentes desde la avenida Rómulo Gallegos. Incluso, se observó a obreros limpiar grandes cantidades de lodo que se desprendieron de la montaña. Este año, el Ávila ha sufrido muchos cambios drásticos: primero, la grave sequía que hubo en el país por la tardanza del período de lluvias provocó que cientos de incendios devastaran miles de hectáreas del parque; ahora que llegaron las lluvias, el cerro sigue sufriendo las inclemencias del mal tiempo. Francisco Méndez, asiduo usuario del acceso La Julia, señaló que la situación le recuerda cuando el deslave de 1999, cuando el Ávila perdió gran parte de su verdor: "Cada vez que esto pasa, le agarro miedo al cerro; por eso no estoy subiendo. Da lástima ver cómo la montaña sigue deforestándose, y lo peor es que su recuperación dura muchos años".
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