lunes, 12 de noviembre de 2012

Una puerta se abrió en el Àvila

El camino de trece kilómetros asciende hasta 2,765 metros, lo que significa que en promedio tiene una pendiente superior al 20 por ciento

En el camino se atraviesan dos deslaves que están ahí desde 1999

Fuenta: www.eluniversal.com Caracas, 19 de agosto de 2012 JAVIER BRASSESCO
Fotos cortesía CEC
La ruta Naiguatá-pico fue recuperada tras una clausura de más de una década
El camino más emblemático del Ávila, el más duro e intrincado, el que representa todo un reto no solo a la forma física del excursionista sino también a su sentido de la ubicación, fue finalmente reabierto más de una década después de haber sido transitado por última vez.
La ruta que va desde el pueblo de Naiguatá hasta el pico Naiguatá y que en apenas trece kilómetros asciende 2.765 metros, fue rescatada luego de seis viajes que en dos meses realizaron miembros del Centro Excursionista Caracas (CEC).
Antes que ellos, varios grupos se habían estrellado en el intento, pues el deslave de 1999 casi lo desapareció del mapa y ahuyentó a los usuarios, por lo que casi la totalidad de la ruta había sido ganada por el monte y la vegetación espinosa (cujíes, jalapatrás y cardones). "Es increíble la velocidad con que crece la vegetación en ese terreno, y todavía no podemos hablar de que exista un sendero. Lo que hay es una trocha que hemos abierto a punta de machete", explica Eloy Boulton.
Y aunque el camino se ha señalizado todo lo que han podido por medio de balizas (en este caso pedazos de plástico anaranjado y blanco en forma de diamante que se unen a viejos trozos de cinta y de aluminio, muchos de los cuales tienen hasta treinta años allí), los miembro del CEC advierten que no es una ruta que pueda hacer cualquiera: primero que nada hay que tomar en consideración que solo subir toma entre 16 y 18 horas para alguien bien entrenado, por lo que se requieren dos días para hacerla ida y vuelta. En el camino, además, no hay tomas de agua, y bajar hasta el río Mata de Plátano para buscarla y volver a subir son dos horas más.
Sin embargo, a pesar de todo esto y de las viscisitudes de un camino que baja y sube, atraviesa dos grandes deslaves, tiene túneles espinosos, estrechos pasos de bambú y tramos empinadísimos como la subida del Mono, lo más difícil de toda esta ruta es saber ubicarse. El peligro de perderse está siempre latente, y los miembros del CEC desaconsejan intentar este camino a personas que no tengan mucha experiencia y mucho sentido de la ubicación. En este sentido, el peor trecho es el que está entre Topo Las Llavies y el propio pico Naiguatá.
Manuel Fraga, director de excursiones del CEC, cuenta que gran parte del crédito por haber reabierto este camino lo tiene John Duggan, quien hizo esta ruta más de cuarenta veces antes del deslave ha dado nombre a casi todos los puntos de esta ruta y que se vino desde México (donde vive) solo para llevar adelante esta tare.
William Quintero es uno de los excursionistas que varias veces había intentado, sin éxito, despejar el camino. Junto a un grupo de amigos lo intentó en 2003, 2004, 2008 y también en 2011. Pero siempre la montaña había ganado la batalla.
Ahora la idea es que el camino sea transitado hasta que se convierta en un camino de verdad de tanto ser pisado. El CEC comenzará a hacer excursiones cada vez más frecuentes con este fin y las irá anunciando en su twitter y en su página web, pero mientras tanto el reto está allí, al alcance de los más aventureros.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Sin ley acceso al Ávila por Plan de Manzano

Fuente: www.entornointeligente.com Caracas, 10 de septiembre de 2012
En medio del silencio vegetal que se siente en los caseríos del Parque Nacional Waraira Repano, de pronto irrumpe el sonido de unas motos "esas subieron por la entrada de Plan de Manzano", dicen los pobladores que aseguran que ese puesto de vigilancia de la Guardia Nacional está desvalijado y fuera de servicio desde que el deslave de Vargas en 1999 derrumbara parte del terreno donde funcionaba. La estructura sin techos ni paredes alberga monte y soledad. Su único distintivo de que fue un punto de control es el borroso escudo nacional que sirve como respaldo del basurero que dejan en el sitio. Aunque en el Parque Nacional rige una prohibición de acceso en moto para el público, por esa entrada se ven jóvenes haciendo piruetas por la vía de ingreso a la montaña y no se encuentra otro puesto de control hasta llegar a la salida de La Pastora, por Puerta Caracas. Flanco abierto. A Francisco González, agricultor de la zona, la suerte y la experticia lo mantuvieron a salvo cuando iba hacia su casa y unos asaltantes le dispararon al vehículo para robarlo "subí a las 10 y 30 am con una mercancía y me lanzaron unos tiros por la entrada del barrio en Plan de Manzano. Gracias a Dios seguí y pude llegar". Aunque en ese momento se salvó del hampa, ni lo intrincado de la zona donde vive lo ayudó después porque en la misma entrada de su casa se llevaron el carro de un familiar. Como tienen más de doce años esperando que reactiven la vigilancia en ese punto, los habitantes evitan esa salida y se van por Puerta Caracas, donde dos funcionarios de la Guardia Nacional hacen labores de control sólo en la alcabala porque no disponen de carro para hacer patrullaje por el parque. "Inicialmente ese puesto se acondicionó para 16 funcionarios, ocho para el día y ocho para la noche, pero los fueron moviendo y ahora hay sólo dos. Muchas veces los mismos vecinos que tenemos carro los buscamos si vemos motos o carros rondando en la noche por ahí", asegura una residente. Guardaparques y habitantes del Ávila aseguran que han visto hasta 30 motos en grupo durante el día y que las visitas nocturnas de motorizados son más frecuentes de lo que quisieran.